Ideario
que fundamenta el Proyecto
Educativo del
Colegio Alberto Schweitzer
El
Colegio Alberto Schweitzer da prioridad en su accionar
al desarrollo
integral de las personas, cada una única e irrepetible
en su
heterogeneidad, cuyo denominador común es haber sido
creados a
imagen y semejanza de Dios, Señor de la Vida y fuente
de su
dignidad.
La
ética de la Reverencia por la Vida, formulada por el
Dr. Albert
Schweitzer, es guía de la acción educativa de la
institución.
La
comunidad educativa del Colegio se compromete a
desarrollar una
educación humanizadora, que defienda y transmita los
valores
fundamentales de libertad, igualdad, justicia,
solidaridad y
cooperación. Aportará de este modo a la construcción
de una nueva
cultura que ponga al ser humano, con toda su
diversidad, en el centro
de las preocupaciones sociales, lo que, seguramente,
dimensionará lo
económico, administrativo, político y tecnológico como
instrumentos de mejora de la calidad de vida, y no
como fines en sí
mismos.
De
acuerdo a lo establecido anteriormente, y entendiendo
que el ser
humano es un ser social, en tanto productor de
relaciones sociales y
a la vez producto de ellas, todo el quehacer del
Colegio tenderá a
potenciar el desarrollo de las personas, en su
diversidad de
identidades, capacidades y culturas mediante la
potenciación de sus
capacidades y habilidades y la adquisición de las
competencias
necesarias para que sea un sujeto capaz de
desenvolverse eficazmente
en el ámbito que le toque vivir.
Un
sujeto crítico que pueda, a la vez, ser transformador
de esa misma
realidad en función de una postura ética que se
manifiesta como la
posibilidad de cuestionar y cuestionarse en función de
las
relaciones sociales y la realidad cotidiana, que se
convierte
entonces en objeto de aprendizaje e investigación.
Esto supone una
responsabilidad social en la defensa de sus propias
raíces
históricas, el respeto por las demás personas y la
valoración y
cuidado de la naturaleza.
Esto
conduce a definir al aprendizaje como punto de
encuentro entre la
heterogeneidad del mundo cultural, y la acción
protagónica de
docentes y alumnos que se manifiesta en la diversidad
del escenario
educativo.
Nos
proponemos
pensar
a
la escuela como espacio de interacción dinámica que
concibe la
diversidad como máxima riqueza del quehacer humano.
Esta visión
sobre la posibilidad del desarrollo de las
potencialidades de cada
persona implica confiar en su dinámica
transformadora, siguiendo el
horizonte del Reino de Dios.
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